Camino a casa, siento ansiedad, apuro el paso, el frío perfora mis huesos, imagino qué habrá de comer al llegar, miro alrededor, todos miran su ombligo, continuo el paso, me faltan solo metros para llegar, siento el aroma de la comida caliente de mamá, preparo el chiste del día para mi hermana... busco las llaves con impaciencia, la inserto en la cerradura, giro en 90 grados, siento el ruidito típico de la cerradura abierta, retiro la llave, la guardo, empujo la puerta y que hay?
Nada... sólo el perchero con el sombrero que olvide por la mañana inmerso en el silencio de la soledad.
1 comentario:
Cuando te das cuenta que la soledad puede llevarte a un delirio de melancolía te sirve de impulso. Al menos cuando estás en tu departamento y no te sientes en casa te brinda una oportunidad que a veces no se aprecia. Aprender a formar otra familia. El saber que otros de tu edificio están igual que tu y que ya no son simples extraños, que son tus compañeros de Carrera, que puedes reírte y sentirte un poco más en casa en este lugar tan ajeno le da ese toque de cubil o morada a esa pieza que tiene sólo un perchero.
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